La senadora Silvia Sapag declaró, junto a otros testigos, en una nueva audiencia del juicio «Escuelita VIII», que se lleva adelante por las actuaciones de los exfuncionarios judiciales Pedro Laurentino Duarte y Víctor Marcelo Ortiz, acusados por crímenes de lesa humanidad cometidos en la región durante la última dictadura cívico militar.
La audiencia comenzó con el testimonio de la senadora, hija de quien fuera cinco veces gobernador de Neuquén, Felipe Sapag, y hermana de Ricardo y Enrique, ambos asesinados en 1977.
Sapag señaló que “no se podía confiar en las autoridades en ese momento”, y explicó que “las denuncias se radicaban igual, porque uno tenía que hacer lo que tenía que hacer”.
Además, recordó que el exjuez Duarte vivía en pleno centro de la ciudad de Neuquén, al lado del del Tribunal Superior de Justicia donde todo ocurría en aquellos años, como las misas del obispo Jaime De Nevares, «en las que se pedía por los desaparecidos”.
“El cortejo fúnebre de mis dos hermanos, con tres meses de diferencia en 1977, pasó frente a la casa de Pedro Duarte”, contó la senadora.
Luego, en diálogo con la prensa, explicó que a su padre «se lo quería mucho y todos sabemos el dolor que puede causar la muerte de un hijo».
«El pueblo se volcó a acompañar a mi papá, a mi mamá y a todos nosotros, y pasamos por la casa de él; entonces, no puede ser que no sepa qué era lo que estaba pasando», dijo Sapag.
El segundo testimonio de la audiencia fue el de Octavio Méndez, que tenía 15 años en 1976, cuando lo secuestraron y torturaron al sacarlo del secundario durante el operativo Cutral Co, para preguntarle por su hermano José, conscripto del RIM 26 de la localidad de Junín de los Andes.
Los padres de Méndez fueron a ver a José el 19 de junio de 1976 porque debía jurar la bandera, y en el cuartel les dijeron que se había ido «en comisión».
El testigo afirmó que sus padres radicaron denuncias a lo largo de los años, también en septiembre de 1979, cuando la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la Organización de Estados Americanos (OEA) visitó la Argentina para relevar la situación en el país.
La audiencia finalizó con el testimonio de Adriana Metz, que tenía un año cuando sus padres Graciela Romero (que en ese momento estaba embarazada) y Raúl Metz fueron secuestrados en la localidad de Cutral Co, el 16 de septiembre de 1976. Graciela y Raúl permanecen desaparecidos, mientras que su hermano nació en cautiverio y Adriana continúa buscándolo.
Según los testimonios de otros detenidos, su mamá dio a luz a un varón el 17 de abril de 1977 en el Centro Clandestino de Detención “La escuelita” de Bahía Blanca.
“Mi abuelo, como la mayoría de las familias de desaparecidos, hacía cartas pidiendo información; le escribió a un juez federal de Neuquén pidiéndole que haga las diligencias necesarias para dar con su paradero», precisó.
Fuente Telam