Sebastián Acosta se inició hace casi dos décadas en la producción frutícola, pero la rentabilidad de su establecimiento la alcanzó con el cultivo de frutos secos. Senillosa atesora la mayor superficie implantada con almendras de toda la provincia de Neuquén. El podio lo lidera con 38 hectáreas. La mitad de esa superficie forma parte del establecimiento que dirige Sebastián Acosta, un emprendedor entusiasta que rompe algunos moldes del prototipo de productor, que muchas veces se forja por herencia o tradición familiar.
El productor comenzó cultivando manzanas y peras, pero buscó alternativas para reconvertir su negocio. Con el acompañamiento del Centro PyME-ADENEU, dependiente del ministerio de Economía, Producción e Industria, conoció las posibilidades del cultivo de almendras.
“Empezamos en 2019 con una prueba de tres hectáreas de almendras, la elegimos entre los frutos secos porque es más precoz en su puesta en producción, a diferencia de la nuez, pistacho o avellana”, explicó.
El asesoramiento incluyó la definición de la distancia de plantación y la formación de un tronco largo libre de ramas, clave para permitir la cosecha mecanizada.
Hace poco más de un mes, Acosta y un grupo de productores participaron de una gira técnica en España organizada por el Centro PyME-ADENEU, donde observaron el alto nivel de mecanización y tecnificación en los campos productivos.
Siguiendo esa línea, el productor incorporó recientemente un tractor y una cosechadora mecánica que vibra, recolecta y despelona las almendras: “Es fundamental la cosecha mecanizada, sin mecanizar no tiene sentido. Era mi principal cuello de botella”, manifestó.
“En España vimos las ventajas de la mecanización en poda, que será nuestro siguiente paso”, adelantó.
En 2020 el emprendimiento dio un salto clave: la instalación de riego presurizado en toda la plantación y la implementación de defensa activa contra heladas en cinco hectáreas. En 2021 se completó la superficie actual, con el apoyo financiero del Centro PyME-ADENEU.
