Por Mauricio Rojas
El ex subsecretario de Hidrocarburos de la Nación, actual director del Instituto de Petróleo y Gas de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires y titular de la consultora Paspartú, Juan José Carbajales, aseguró que con la reglamentación del Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI), “estamos camino a un régimen de gestión de los hidrocarburos que no conocíamos” y agregó que también “se pierde la prioridad del abastecimiento interno”.
Carbajales se refirió a la actividad en Vaca Muerta y la necesidad de seguir aumentando la capacidad de transporte de petróleo y gas. Habló del impacto del RIGI en la producción hidrocarburífera, la falta de infraestructura en la provincia y las oportunidades para las empresas locales.
Además, mencionó que ahora las empresas podrán exportar petróleo y gas sin restricciones y explicó las consecuencias de la eliminación del tope máximo del precio de las garrafas de gas.
-¿En qué niveles de producción está en la actualidad Vaca Muerta?
-Es una constante que todos los meses tenemos novedades sobre el rompimiento de récords de producción. Vaca Muerta hoy está traccionando todo el sector productivo hidrocarburífero del país, compensando el declino de otras cuencas convencionales, y actualmente representa más del 50% de toda la energía que consumimos y parte de la que exportamos. Todavía no se ha llegado a los niveles máximos de producción de crudo de mediados de la década del 90, pero estamos en camino a eso. En cuanto al gas natural, ya estamos muy cerca de los niveles máximos, hablando solo de estas cuencas. Aquellos estándares que hoy queremos alcanzar incluían varias cuencas productivas. Hoy, la gran mayoría la aporta la cuenca no convencional de Neuquén y es solo una parte de su potencial. Los expertos en el subsuelo nos dicen que la potencialidad es enorme. Estamos viendo proyectos para potenciar esa productividad, básicamente con miras a la exportación de excedentes de crudo y gas natural.
-¿Es necesario seguir ampliando la capacidad de transporte tanto de crudo como de gas?
-Efectivamente. No se podría seguir produciendo mayores volúmenes si no se amplía la capacidad de transporte; la roca responde y sabemos cómo hacerlo, pero el cuello de botella está claramente en los sistemas de transmisión de crudo y gas natural. La buena noticia es que se están haciendo obras al respecto. Se está ampliando el sistema de ductos de Oldelval. YPF reeditó el oleoducto de exportación a Chile y está construyendo el Vaca Muerta Sur hacia Río Negro. La primera etapa, intra Neuquén, ya está terminada y la segunda está en marcha. En cuanto al gas natural, las obras que eran del sector público bajo el gobierno anterior, como el gasoducto Néstor Kirchner y la reversión del gasoducto norte, las está culminando el Estado. Hay que ver si el sector privado encara alguna de las obras remanentes para ampliar esa capacidad.
-¿Se esperan nuevas inversiones para el sector con el RIGI?
-En cuanto al sector hidrocarburífero, es uno de los principales destinatarios del RIGI, como se comprobó con la reglamentación. Es una de las actividades que contempla subsectores que abarcan toda la cadena de valor de la producción. Lo único que queda fuera es el upstream petrolero, es decir, la extracción de petróleo en Vaca Muerta, ya que es un sector que funciona solo, sin necesidad de estos estímulos fiscales. Está produciendo cada vez más y genera excedentes de exportación. Sin embargo, el resto de la cadena, como la producción de gas con destino a exportación, construcción de oleoductos, gasoductos, plantas de tratamiento, compresión, separación de gases y la famosa planta de licuefacción para producir GNL, está contemplado en el RIGI. También abarca el sector de energía eléctrica y minería, pero los hidrocarburos son, a mi modo de ver, el eje central de donde el gobierno espera recibir las primeras noticias de inversión.
¿Cuándo se podrían ver resultados de esas inversiones?
Tanto a corto como a largo plazo. Por un lado, un proyecto que ingresa y es aceptado obtiene estabilidad por 30 años, pero a la vez el sistema exige una adhesión rápida. En los próximos dos años, con un proyecto ejecutivo ampliable a un año más. Una vez aceptado, el proyecto debe invertir el 40% del total en los dos primeros años; si el monto mínimo son 200 millones, 80 millones deben invertirse inmediatamente. Esto significa que veremos resultados de manera rápida, dentro de este periodo presidencial se van a ver varias noticias de inversión, luego los proyectos tienen distintos procesos de maduración, pero luego, estimo que el próximo gobierno, el que sea, estará inaugurando obras de manera reiterada.
-¿Estas inversiones pueden afectar a la industria y empresas locales?
-Las empresas de servicios, proveedoras, y todo el entramado local, tienen una participación asegurada de hasta el 20% del total de la inversión, tanto en la fase de construcción como en la de operación. Las compañías deben presentar un plan de desarrollo de proveedores con una declaración jurada que será auditada. Habrá eliminación de aranceles de importación de equipos, pero estos tienen que sufrir una transformación después, no es solo traer un equipo usado para introducir en el proyecto, sino que tienen que ser transformados en un proceso industrial. Hay una serie de medidas que facilitan la participación de empresas locales, siempre en condiciones de mercado. Es decir, preferencia en tanto sean competitivas en precio, calidad y disponibilidad de insumos.
-¿La ley de Compre Neuquino, tendrá que modificarse para adaptarse al RIGI?
-No sé si modificarla, pero no se aplicará. Está claro que, si una provincia adhiere al RIGI, no puede crear condiciones más gravosas para los proyectos. No pueden crear tributos, tasas u otras legislaciones; todo eso está exento en un proyecto que adhiere, en tanto y en cuanto la provincia adhiera también. Ahí vimos la pugna por la ubicación de la planta de regasificación y si era estrictamente necesario que una provincia adhiriera o no, que era el argumento de YPF con Buenos Aires. Un proyecto se presenta ante el Poder Ejecutivo Nacional, es el ministerio de Economía quien evalúa, tiene un consejo asesor y define por la aceptación o el rechazo del proyecto al RIGI. Una vez aceptado, adquiere los beneficios del RIGI. Nadie se los puede quitar, independientemente de dónde esté emplazado. Ahora bien, si la provincia donde se ubica esa inversión adhiere, lo que se logra es que esa estabilidad se traslade, a su vez, a los tributos locales, provinciales, municipales. Esto es un reaseguro para que las condiciones tributarias no se modifiquen. Hay ciertas dudas con las cuestiones ambientales, pero en principio todo lo que es fiscal no debería variar.
-¿La provincia cuenta con la infraestructura adecuada para recibir esas inversiones?
-En una charla con un funcionario provincial nos decía que acá siempre corremos de atrás. Hay un nivel de actividad y migración interna, familias que llegan a Añelo o Neuquén, y siempre se está a la retaguardia. No obstante, hay un plan de desarrollo local de la provincia y de las propias operadoras con YPF a la cabeza. Sin embargo, al mirar el panorama desde una perspectiva más general hay luces de alarma porque toda la inversión se va a concentrar en Vaca Muerta.
-¿Y eso es un problema?
-No, pero eso va a haber que articularlo a nivel local, provincial y nacional con las compañías. Yo siempre doy el ejemplo del escenario que se abrió en Vaca Muerta a la salida de la pandemia por el conflicto de los trabajadores de salud y estatales neuquinos. Ellos reclamaron por mejoras laborales y salariales y cortaron la ruta a Añelo durante 22 días. Toda la producción se frenó por más de tres semanas. El 50% de la energía que consume el país sale de ahí. Entonces, esto es un riesgo cuando se depende de un solo grifo. Es necesario asegurar que la producción no se discontinúe y generar condiciones socio ambientales adecuadas. Hablamos de infraestructura, logística, formación de capital humano y relación con las comunidades. Además, hay un tema de mediano plazo: lograr que la producción primaria pueda ser industrializada y que beneficie a la población y al país, mejorando las condiciones macroeconómicas para reducir los niveles de pobreza y desigualdad que son alarmantes e inaceptables.
-Hay zonas de la provincia y del país que no tienen red de gas natural ¿Con el plan de inversiones del gobierno nacional se realizarán las obras necesarias para la población?
-YPF hizo un anuncio sobre la creación de una red para abastecer a Añelo de gas natural, y esto se replica en otras zonas del país, donde es necesario hacer gasoductos de vinculación a nivel de distribución, última milla, gasoductos locales. Hay mucho por hacer. Ahora está en manos de las provincias ya que el Estado Nacional no quiere hacer obra pública. Había obras que estaban muy avanzadas y ahora se están negociando con el Ministerio del Interior.
-¿Qué puede pasar con el abastecimiento interno, ahora que las empresas van a poder exportar sin restricciones?
-Desde los años 60, con el régimen de los hidrocarburos de 1967, la regla fue que la prioridad de abastecimiento era del mercado interno y los excedentes iban a exportación una vez que eran autorizados por el Estado, a través de la secretaría de Energía. Eso se acaba de romper con la ley de Bases y lo ratifica el RIGI. Se pierde la prioridad del abastecimiento interno. El argumento de fondo es que estamos en un paradigma de abundancia con Vaca Muerta, y que vamos a producir mucho más que la demanda local. Esto es cierto en la potencialidad, pero hay que ver cómo se da en la realidad. El riesgo es cuando uno deja la regla de lado y prioriza, como dice la ley Bases, la maximización de la renta, el foco cambia. Ahí también, se prenden luces de alarma. Hoy, una compañía puede producir y decidir ir a la exportación, y el Estado ni siquiera tendrá que dar autorizaciones. Todavía no se aplica plenamente, estamos en una especie de transición, pero eventualmente se llegará a ese estadio porque ya tiene estatus legal. Lo que veremos es cómo las refinerías y distribuidoras podrán abastecerse y a qué precios. Otra directriz de la Ley Bases es que los precios locales se acoplen a los internacionales. Esto significa que estamos camino a un régimen de gestión de los hidrocarburos que no conocíamos. En las últimas décadas, con todos los gobiernos de diferente color político, nunca rigieron estas reglas que acaban de ser aprobadas por el Congreso y reglamentadas por el Poder Ejecutivo.
–En agosto, la secretaría de Energía de la Nación, eliminó los precios máximos de referencia del Gas Licuado de Petróleo (GLP) y los fijados para las garrafas del programa Hogar, un subsidio directo destinado a los sectores de bajos ingresos sin acceso a la red. Lo hizo a través de la Resolución 216 publicada en el Boletín Oficial. ¿Qué implica la eliminación del tope de precios de las garrafas de gas?
-Si bien es otro sector, sigue la misma línea. Se está dejando de lado el abastecimiento interno. El GLP, que va dentro de las garrafas, es un producto que también se exporta, y todos los países limítrofes son deficitarios. Los productores y fraccionadores quieren exportar. El programa Hogar, que es una política pública desde 2015, exige un aporte al mercado interno, con cuotas para los productores y precios máximos de referencia en todos los eslabones. Finalmente, a los usuarios vulnerables se les reintegraba hasta el 80% de cada garrafa. Ese esquema acaba de ser alterado. Se eliminan los precios máximos, el subsidio a la demanda está frizado, y vamos a la liberación total de precios. Además, en el RIGI veremos proyectos de producción de gas y fraccionamiento con destino de exportación. No sabemos si esto afectará el abastecimiento, pero los precios de las garrafas subirán significativamente debido a los precios internacionales del GLP. Está pendiente definir cómo el Estado ayudará a los usuarios vulnerables. Se había anunciado la creación de una canasta básica energética, pero aún no se ha aprobado.
-¿Qué impronta le va a dar al Instituto de Petróleo y Gas de la Facultad de Ingeniería de la UBA, donde asumió recientemente como director?
-Es un instituto de formación e investigación creado en 1929 por iniciativa de YPF y del general Mosconi. Durante décadas, fue el centro de formación de los profesionales de YPF y Gas del Estado. En 1993, con Estenssoro, YPF dejó de liderar el centro y pasó a manos de la Facultad de Ingeniería. Hoy tiene carreras en petróleo y gas. La idea es generar nuevas ofertas más flexibles en las modalidades de dictado y con temas actuales como Vaca Muerta, GNL, captura de carbono, inteligencia artificial aplicada a la producción y sostenibilidad. Queremos presentar estas novedades a la comunidad académica de todo el país, de forma virtual. El objetivo es que la universidad pública siga formando profesionales a nivel de posgrado que desarrollen este sector que tiene mucho por delante.
Entrevista publicada originalmente en Va Con Firma