El gobernador de Neuquén, Rolando Figueroa, y su grupo de dirigentes, nos invitan a «defender la neuquinidad» Pero, ¿Qué significa esa palabra? ¿De qué tenemos que defenderla? ¿Acaso no es más bien una estrategia vacía para perpetuar un sistema que ya conocemos desde hace 6 décadas?
¿Quiénes son los defensores de la Neuquinidad?
Si observamos a quienes hoy levantan esta bandera, encontramos un refrito de apellidos que llevan décadas viviendo de la administración pública: hijos, esposas, ex esposas, sobrinos, todos orbitando alrededor del poder. ¿Cuánto de lo que han acumulado proviene realmente del trabajo honesto y cuánto del uso político de los bienes públicos? ¿Por qué nunca podemos acceder a sus declaraciones juradas? ¿Qué esconden los defensores de la neuquinidad?
¿La Neuquinidad necesita ser defendida o liberada?
Los que vivimos en este territorio desde antes que se creara Neuquén sabemos que la verdadera amenaza no viene solo de afuera, sino de adentro. No son los enemigos externos, sino los propios gobernantes quienes, década tras década, han entregado nuestros bienes comunes al mejor postor. Celebran récords de producción petrolera, ¿pero a quién benefician? ¿Al pueblo o a ésta dirigencia privilegiada? Mientras ellos se ensalzan en eventos petroleros, casi el 50% de la población vive en la pobreza. Y nuestros territorios permanecen sin luz, sin gas, sin agua potable parados en las enormes reservas. Con territorios quebrados por ductos que resuelven estos problemas y perpetúan los nuestros ¿Esta Neuquinidad nos invitan defender?
¿Quién controla lo que está pasando?
Ellos dicen que protegerán nuestro ambiente, que es la garantía que exigimos para asegurar nuestra identidad y cultura. Pero quienes vivimos entre pozos, caños y basureros sabemos que no hay control real. No hay presupuesto ni voluntad política de confrontar con el poder contaminante y abusador. La corporación petrolera sabe que no hay logística ni capacidad técnica para detener su plan explotador descontrolado. En estas condiciones que funcionario será capaz de identificar siquiera una infracción ambiental? Anuncian demagógicamente multas millonarias ¿Se trata de multar o de tener capacidad de anticiparnos a los daños, muchos de ellos irreparables?
¿De quién es la tierra y quién decide su destino?
Porque se nos niega el derecho a decidir sobre nuestra propia tierra, cuando es nuestra vida la que se pone en riego? porque evitan la Consulta Previa cuando incluso en países que tanto admiran, como Estados Unidos, el dueño de la tierra establece las reglas? En Neuquén, las decisiones sobre nuestra tierra la toman una manga de burócratas que solo ven a la tierra como fuente de ganancias y explotación. Ajenos y desconocedores de quienes la viven y la trabajan. ¿Por qué el gobierno se resiste a entregarnos la tierra cuando es una obligación constitucional mensurarla y titularizarla?
¿Es esta una defensa o un disfraz?
«Defendamos la Neuquinidad» no es más que un eslogan para mantener el poder a toda costa. Es un disfraz que esconde pobreza, contaminación y exclusión. Los pobres y excluidos quedarán siempre fuera del beneficio que recogerán esas manos por todos conocidas. Es la misma receta de siempre, ahora envuelta en un discurso que no convence ni a quienes lo pronuncian.
¿Y si nos defendemos de ellos?
No nos dejamos engañar. La verdadera defensa de la Neuquinidad está en defender la integridad de nuestra Mapu, en impedir que la envenen. Que sepamos defender el aire que todos respiramos, la fuente de agua que llega cada día a nuestro hogar, la tierra que nos da frutos y alimentos. Si dejamos que gane el discurso vacío, el populismo disfrazado de tradición, las consignas de estadistas que nada nuevo crean y donde solo se impone la desigualdad y la pobreza, nuestros hijos y nietos condenarán nuestra miserabilidad!
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